Como siempre estoy apurada, estoy harta de que el mundo conspire en mi contra, estoy harta de decir ese estúpido pretexto para no aceptar mi nivel de idiotez, y estoy harta de bajarme con tanto cuidado del camión ya que tengo una afición por las faldas, y el hombre-bestia común mexicano tiene una afición por el voyerismo, o alguna chingadera así, mm, tengo una hora, una hora para enfrentar mi miedo, y doblegarme ante el mandato maternal, ante la jerarquía de los padres, tengo una hora para flaquear y sentirme débil, ni siquiera tengo ganas de estar aquí carajo, ese carro se ve bien, es grande, puede lograr atropellarme, siendo camioneta yo digo que si lo logra, y ala velocidad que viene.
- Baje de la banqueta y fui yéndome cada vez mas al medio de la calle.
- ¡ESPERA!, ¿y si vivo? No mames, me meterán mas agujas, y por un tiempo mas largo y ... no, ¡no a la chingada mejor no quiero que me atropelle!.
- Me subí a la banqueta de nuevo.
- Fíjate mi reina!
Asco el hijo de puta todavía que le iba hacer el paro de manchar decorativamente su carro con mi sangre a lo surrealista.
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