Tu te aventuras, Yo te distraigo

Thursday, April 22, 2010

Cuento: de una perdida.

No sé ni como, ni en que momento comenzó todo realmente, explícitamente podría decirse que desde que nací se me hizo un gusto exquisito admirarlas, por otro lado podría decirse que no le veo lo malo puesto a mi historia y como la atención a lo que se encontraba frente a mi fue capaz de moldear lo que haría una gran lucha y tabú por el resto de mi vida.

Recuerdo que desde muy pequeña compartía mi cuarto con mis dos hermanas, Eufrosina y Nicoletta, las dos mayores que yo, Eufrosina tenía 18 cuando yo tenía 4 y Nicoletta 16; siempre mamá y papá nos obligaron a ser fuertes, capaces de cualquier cosa, independientes y libres, claro esta sin llegar a libertinaje, realmente estoy orgullosa y feliz de haber sido educada de tal manera, me ha servido mucho en mi vida, en mi proceso y moldeamiento ante mi vida basándome como ejemplo en un barro fresco moldeándolo para convertirlo en un hermoso jarrón con decoraciones muy representativas de un arte fino y exquisito (aún estoy en la pintura pero la base al menos a quedado solida y lista); pues bien, desde pequeña, con estos “dogmas” familiares hacíamos el que hacer en la casa así como ayudar en el mantenimiento del jardín de mi mamá y ciertos cultivos que teníamos, por el placer de comer lo más puro posible (ideas de mi madre); al despertar las primeras eran mis hermanas, quizás por ser más grandes ya tenían en cuenta lo que era responsabilidad y obligaciones, yo me hacia la dormida y con los ojos entre cerrados las miraba, como vivíamos en un pueblo, no acostumbrábamos ir a la peluquería frecuentemente o tener un cuidado que haría que la belleza natural que nos había dado dios mutara; por lo cual nuestros cabellos eran largos, y en veces mis hermanas con infusiones de manzanilla lavaban su cabello, o pasta de plátano con huevo y esperaban a enjuagárselo para ver los resultados, siempre eran efectivos, su cabello brillaba como una cascada de perlas o si le hubieran enterrado el resplandor de varias estrellas fugaces por todas las hebras que conformaban su cabellera; soltaban su cabello ya que lo trenzaban, por que les fascinaban esas ondas que dibujaban las trenzas, y después lo peinaban con sus dedos al mismo tiempo que lo acomodaban desde el crecimiento hasta la punta, lo agitaban un poco y después lo envolvían haciendo una bolita muy graciosa y lo sujetaban, pero siempre se les salían unos que otros cabellitos y eso las hacía mas adorables, lavaban su cara, y muchas veces por lo frio del agua se sonrojaban un poco, yo alcanzaba a ver ese color cereza que su cuerpo era capaz de crear para sus mejillas y un poco en la punta de su nariz, Eufrosina sonreía frente a su reflejo coquetamente y arreglaba sus cejas gruesas y delineadas y levantaba un poco los labios para ver si estaban bien humectados, todo ese ritual de un par de jovencitas que sin conocer mucho de lo que es belleza, a ciencia cierta, ya tenían esos toques que las hacían adorables, esos 15 o quizás 20 minutos que se volvían como anteriormente dije un ritual sagrado, todo por ser mujercitas, y lo hacían con gusto, les fascinaba, y la verdad a mi también, sonreía y me sentaba en la cama, ellas me veían con ternura y me decían que me fuera levantando por que ya había llegado otro hermoso día que tenia que ser alabado y admirado, y podría mostrárselo yo con mi desempeño y mi amplia sonrisa “hermosa” según ellas.

La verdad es que me levantaba por que en ese momento ellas se desnudaban para cambiar su ropa de dormir a sus vestidos; cuando Eufrosina se desvestía era todo un vaivén de emociones, me recorría una carga fuerte y eléctrica por todo mi cuerpo y salían de mis ojos, lo sentía, sentía como me brillaban de emoción, su gracia, naturaleza y sencillez, cuando bajaba hasta tocar el piso con sus manos y veía sus hermosas curvas, como eran tan perfectas y lindas, eran únicas y suaves, seguían un margen hermoso en el cual podría deslizarse una gota de lluvia y hacer un camino húmedo perfecto y hermoso, sus pechos, que eran grandes caian con gracia, pero no del todo, por que también eran firmes, al levantarse podía ver sus pezones, yo aun no entiendo a ciencia cierta por que fuimos hechas de tal manera, tan esplendida, y maravillosa, pero me gusta, me gusta mucho; esos pezones eran redondos, eran dos pares de círculos perfectos, yo no se que piense usted, pero yo nunca e podido hacer figuras geométricas perfectas, mi pulso tiembla mucho, pero por arte de magia allí están esos dos círculos llenos de morbo, de sensaciones, de deseos, de erotismo, de amor y de vida, que amamantan a nuestra semilla, nuestro hijo.

Ver a Eufrosina, era un placer sin limites, era colmarse de deseo, inundarse de euforia y oler la primavera y saborear la miel de abeja, sentir en el paladar la exquisita sensación del pan recién horneado deshaciéndose en tu boca, la brisa de la playa, era contemplar un mundo, por que eso era para mi, un mundo de sensaciones, de belleza pura, natural, en su estado mas primitivo y bendito. Admirarla no era suficiente por que no tenia fin, de sus pezones tan graciosos pasabas a sus pechos que brincaban con cualquier movimiento de mi hermana, era tan divertido que te sacaba sonrisas llenas de ternura que volaban por toda la habitación, después era mirar sus hombros carnosos y delicados suaves, tersos brillaban, reflejaban la luz del amanecer, era una sincronía maravillosa con la luz del sol, después ver su vientre, sus curvas, cualquier relieve, colina o montaña con una cumbre con una vista perfecta envidiaría a mi hermana, en esas curvas no necesitabas llegar a ni una cumbre para sentirte satisfecho, solo pasear, una y otra ves por esas curvas era una oda a la satisfacción, su ombligo pareciera que ocultara un tesoro, su tesoro para ser tan única, para ser tan mujer, después, mirar sus amplias caderas y su pelvis, donde a base de imaginación y amor/pasión, podrías esconder los secretos mas eróticos, las fantasías mas traviesas y los besos, jadeos, gemidos, todo, allí guardado ella los escondería y te los devolvería cuando quisieras, todo eso que conforma la sexualidad, el placer y el amor podría ser guardado allí, hasta la inocencia del primer beso; como secretos solo para ti y para ella, después sus largas y regordetas piernas, que podrías apretar, morder amasar, besar, sentir su textura lisa, limpia, única, chispeante, tocarla parecía ser un pecado, o tocar a un ángel, saber que tenia vida, y que podrías interactuar con ella era colmarte de paraíso, era vivir en el ambiente, en el aire, en la luz en el agua, en todo, era viajar por todo el mundo en un solo instante y volver a hacerlo las veces que quisieras sin ni una clase de mareo, en cambio.

Sus pies, tan sencillos y juguetones, a mi hermana le fascinaba ponerse de puntas para todo y caminar así, era casi como si flotara, por toda la casa y el jardín, eran los pies de una bailarina nata, que creaba sus propios bailes, para nadie y para todos.

Para finalizar estaba su rostro, su hermoso rostro, con unos ojos llenos de ternura y paciencia, como si el mundo se detuviera cuando ella lo deseara, por que para ella todo era posible, todo podía lograrse y todo era maravilloso, y lo transmitía con solo mirarte a los ojos, era conectarse con su espíritu, y por un momento brillabas junto con ella, le robabas un poco de su magnificencia, después su nariz afilada y pequeña tan única, verla de perfil era jugar en un resbaladero subir hasta su frente y dejarte caer hacia un colchón de delicias por medio de la curva que hacia su fascinante nariz, después sus labios, pequeños y gruesos carnosos enrojecidos por la magia de su organismo, sus perlillas escondidas que eran sus dientes.

Todo ese viaje a lo hermoso era Eufrosina, y Nicoletta también, solo que Eufrosina no solo era cuerpo belleza, era todo lo que conformaba su nombre, su inteligencia su sabiduría, sus ganas de vivir y transmitir esas ganas, el como tomaba su taza de café, como sorbía y lamia sus labios, el como regaba las plantas, el como me enseñaba a regarlas y cuidarlas, así también el como tenia el poder hermoso de dar vida y no solo el concebir por su vientre, si no el como con sus manos daba vida a las flores del jardín, a los frutos, a las plantas, a mi con sus juegos divertidos e infinitos, a mi madre con su amor y apoyo, cariño, a mi padre con su condescendencia y respeto. Compartir tiempo con eufrosina era viajar fuera de este mundo y transportarte al suyo, donde el aire es su aroma a tierra húmeda y olores cítricos, el suelo era su tacto, sus ojos eran el sol y su sabiduría la evolución del mundo al que íbamos como aumentaba crecía, evolucionaba, era encantador, el como oía las historias de mamá y las saboreaba el como consentía a papá por verlo agotado del trabajo, el como inclusive miraba algo que le interesara y se perdía absorbiendo esa imagen devorándola para ella, para nunca olvidar ese ángulo y meterlo a su mundo en el que viajabas con solo mirarla, con solo tocarla.

Tener a Eufrosina como hermana fue algo hermoso, fue descubrir el como esta construida una mujer, el como esta hecha a base de raíces fuertes llenas de responsabilidad, de madurez que saben como y de que manera chupar la vida, el como transmitir desde la raíz hasta la punta de las nuevas flores, su vitalidad y conocimiento, el como también la construye la frescura de su interior el deseo de aprender y viajar entre historias de todos a miles de kilómetros de distancia en donde no importa nada solo escuchar comprender absorberlo todo aceptarlo, nunca matarlo, sus capacidad de comprensión era como el aire y el aire esta mezclado con el oxigeno y normalmente el oxigeno da vida, incluso a cosas que sin cuidado pueden ser negativas (fuego), el como su olor revitaliza el espíritu, el alma y dan ganas de jugar e inhalar hasta que los pulmones exploten, por que nunca tienes suficiente, como están hechas las mujeres de belleza, de erotismo, como todo en la tierra con diferentes texturas, vistas, colores, sabores, como puedes perderte en ella y enterrar tus secretos tus lagrimas tus carcajadas y como con un roce puedes volver a admirar todos esos secretos por que ella los guarda para ti, por ti, con placer, con gusto, con cautela y con celo, como tienen ese poder para moldear la palabra sexo y transformarla en amor puro, en dulce, en vida, en un todo.

¿Cómo podría yo ser heterosexual, teniendo durante más de 15 años este panorama frente a mí? Caramba seria imposible; y doy gracias por haberlo tenido.

Monday, April 12, 2010

Lo acepto. Soy humano.

Siento, que mal interprete todo, considero que quisiera recibir choques eléctricos
como castigo ante cada pensamiento que involucre a mi nemesis.
Quisiera reprimirlo todo al punto de negarlo, de decir que nunca existió.



Nunca algo había hecho de mi, agua evaporada moviéndose constantemente sin formar nada en especial.
Realmente estoy Agonizando, estoy ante un precipicio imaginario del que quisiera saltar, donde nadie puede rescatarme, solo mis demonios internos que evitan que lo haga, para no sentirme culpable, por lo demás.
Es pura basca.
Por ahora tomaré té "antidepresivo", y comeré lo menos posible para tener pocas energías y con esto pensar menos, al igual que caminar mucho para tener menos energías de las que no tendré.

Ya será algo para no pensar tanto.

Saturday, April 10, 2010

pendeja

Después de meditar me di cuenta de que yo, solo era yo ( cuento de principio = fin, fin = no sé).
Me parquié en mal momento, (metafórico), me quede en estado situación, en estado ¿Qué hago chingá?).
Me di cuenta de que yo recojo semillas y las siembro en el horizonte de algún infinito, comprendí que yo devoro charlas para después aguantar, que quizás no las entiendo pero las saboreo.
Si el mundo no esta dispuesto a soltar la pata mas ancha y a entender que sufre de hongos y no puede jugar fut bol para darle al América, yo entendí que a mi me vale v e r g a.
Comprendí que mi andar cansado me hace disfrutar mas la música, que mi paradillo es de cualquier musa de un artista muy dotado pero degenerado, violado y olvidado.
Aseguré que yo podría amar como las nubes saben diagnosticar un romance, y como el sol nos penetra las fibras a través de telégrafos dolorosos, sin puntuación ni dolor, solo son ellos, como victimas despedazadas.
Entendí que yo soy una pinche morra que no sabe ni quiere saber lo que es “educado”. Solo emprendi el vuelo sin mirar a nadie, a nada. Mirada hacia el nada inocuo.